Manuel de la Rocha Vázquez, artículo publicado en eldiario.es
Se abren las puertas y entran los tres jueces con sus togas y gorros rojas. Los abogados, fiscales y los testigos se preparan mientras el acusado observa en la distancia: no es un criminal común, es el Banco Central Europeo. Esta escena no pertenece a una película de Hollywood. Es real y ocurrió los días 11 y 12 de junio en el Tribunal Constitucional Alemán, en la localidad de Karlsruhe. Se trataba de la vista oral por una demanda colectiva interpuesta en ese país contra el BCE por extralimitarse supuestamente en su mandato. Aunque en España ha pasado casi desapercibido, es un juicio trascendental y en juego está nada a más y nada menos que el papel del Banco Central como prestamista de última instancia, es decir su capacidad para salvar al euro haciendo"whatever it takes".
No deja de sorprender que, pese a lo aparentemente técnico del asunto, haya habido ¡35.000 demandantes! Hay que imaginarlos a todos ellos, manifestándose ante la sede del BCE en Frankfurt, con sus trajes elegantes y sus maletines negros. En efecto, en lugar de perroflautas son seguramente banqueros, financieros, especuladores, extesoreros de algún partido. Indignados, alzan unidos sus pancartas "¡Acabemos con las compras de bonos del BCE!", "¡No al rescate de países!".
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