jueves, 19 de julio de 2012

El Cartel de Chicago

Norberto E. García – Consultor CIES Lima- negarcia@speedy.com.pe

Mucha gente se pregunta porqué el PAN fue derrotado en las recientes elecciones de México después de más de 10 años en el poder. Unos sostienen que se debe a los enfrentamientos con los narcos y sus terribles costos humanos – pero se sabía antes de las elecciones que cualquiera fuera el partido político que ganara, el enfrentamiento continuaría ya que abandonarlo equivale a entregar el Estado mexicano a los carteles de la droga. Otros lo atribuyen a los oscuros poderes del PRI que permitieron la elección de su candidato. Pero la candidata del PAN llegó en un lejísimo tercer lugar después de Manuel López Obrador – de modo que si no era el PRI ganaba el partido de Obrador y no el PAN. Otros lo atribuyen a que la candidata del PAN era una mujer- pero estamos en una región donde ya es un tema común en muchos de sus países que una mujer no sólo ocupe posiciones destacadas en un gabinete si no incluso alcance la presidencia.

La respuesta quizás se encuentre en el muy pobre desempeño de la economía mexicana que dejó a millones de mexicanos excluidos, en situación de indigencia y sin esperanzas de un futuro mejor. Entre el 2000 y el 2011, período en que gobernó el PAN, la economía de México creció a un ritmo de 2 por ciento promedio anual mientras que su PEA lo hizo a un ritmo cercano a 3 por ciento anual – lo que generó una insuficiente creación de empleos formales y bien remunerados y una exclusión creciente. Más aún, actualmente hay en EEUU 30 millones de mexicanos que si no hubieran migrado, habrían provocado un cuadro de exclusión mucho más grave en su propio país.


México posee petróleo y recursos naturales. Tiene firmados más de 19 tratados de libre comercio con diferentes países o regiones del mundo que le permiten acceder a múltiples mercados externos. En períodos anteriores al 2000-11 su economía creció a un ritmo de entre 5 y 6 por ciento anual. ¿Qué es lo que pasó?

En 2002-11 se registra una espectacular bonanza de los mercados externos de todos los países de América Latina, que contribuye a explicar un crecimiento promedio de la región en torno a 5 por ciento por año – a pesar del impacto de la crisis del 2007-09. Más aún, países que implementaron políticas deliberadas de crecimiento, entre ellos Uruguay, Perú, Panamá y República Dominicana, exhibieron una aceleración de su crecimiento y alcanzaron tasas de 8 y hasta 9 por ciento anual demostrando que haciendo bien las cosas los milagros económicos no estaban restringidos al Sur de Asia y China.

¿Qué es lo que explica entonces que con ese contexto externo tan favorable México exhiba un desempeño tan pobre y limitado en 2000-11? La respuesta es simple: para aprovechar un contexto de bonanza internacional hay que saber aplicar políticas públicas que promuevan la inversión privada, las exportaciones y el aumento de la productividad. Que apoyen a las empresas para penetrar en nichos de mercados externos y ampliarlos, que promuevan una diversificación de las exportaciones por destino y tipo de producto y que faciliten – con infraestructura y políticas de apoyo innovadoras – el esfuerzo de aumento de la productividad y competitividad exigido en un mundo como el actual. Dicho de otro modo: son imprescindibles toda una gama coherente de políticas deliberadas. El libre juego de los mercados no logra en un plazo razonable, promover un cambio estructural que permita una modernización de una economía vía su reinserción en mercados externos dinámicos que demandan una competitividad creciente.

La falla de México fue justamente esa. La concepción de los economistas del PAN fue la de confiar y creer que la plena libertad de los mercados era condición suficiente para reorientar e impulsar la economía de México. Inspirados en la doctrina de la Escuela de Chicago, implementaron en México un modelo de plena libertad de los mercados que había fallado y muy seriamente en otras economías latinoamericanas en el pasado. No fue por falta de poder, ya que todos los puestos de decisión económica de México fueron gradualmente ocupados por economistas o expertos financieros de la misma ideología. A tal punto que cuando uno preguntaba al llegar a México quien gobernaba en las finanzas y la economía, la respuesta era: …"El Cartel de Chicago"… 

De modo que México sufrió un experimento atroz: dejó pasar y no aprovechó lo que fue una de las mayores bonanzas internacionales que haya gozado América Latina y lo hizo por causa de una ideología económica: el libre mercado “a outrance” preconizado por el Cartel de Chicago que tomó las decisiones económicas de México en ese período.

Por consiguiente, la derrota del PAN no se explica por su candidata, ni por la cruenta batalla con los carteles de la droga. Se explica por la enorme ineficacia e ineficiencia del Cartel de Chicago que gobernó la economía de México en ese período y no fue capaz de hacer lo que sus pares latinoamericanos lograron con creces en muchos países de la región. Lo mejor que podemos desearle a ese gran país hacia el futuro es que abandone los experimentos de ideologías económicas que sólo han funcionado en la pizarra de alguna universidad – pero nunca en la realidad. Que echen una mirada a lo que se ha verificado en el Sur de Asia y en muchos países de América Latina en los últimos años. Y que las nuevas autoridades perciban que una combinación pragmática de políticas públicas deliberadas con el funcionamiento de los mercados ha dado, de lejos, mucho mejores resultados que la aplicación doctrinaria de una ideología económica que nunca funcionó en la práctica. Dejemos de lado los Carteles de Chicago y coloquémoslos donde merecen estar: en la historia de los fracasos económicos de esta América nuestra.

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