Hace unas semanas empezó a rondar entre las declaraciones de dirigentes empresariales, recogidas por la prensa, la idea de trasladar a la realidad laboral española una experiencia alemana en materia de contratación, proveniente de los años setenta, denominada mini empleos (minijobs). En síntesis lo que venían a plantear estas voces patronales consistía en promover una nueva reforma legislativa en la regulación de los contratos que permitiera llevar a cabo contrataciones por debajo de los mínimos salariales establecidos, en el caso alemán por 400 euros mensuales, con absoluta flexibilidad laboral en cuanto a los condiciones de trabajo.