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martes, 10 de marzo de 2015

Rajoy y sus pies en el fango

Norberto E. García - Augusto Plató (negarcia@speedy.com.pe)

El Sr. Rajoy no coloca sus pies en el fango, como recientemente le recriminó el Sr. Pedro Sánchez, líder del PSOE, refiriéndose a las zonas anegadas por el Ebro. Pero la situación es mucho más seria: ni siquiera tiene sus pies en la tierra. Sigue insistiendo en que España está en recuperación cuando hasta Jean Claude Juncker, Presidente de la Comisión Europea –que está muy lejos de ser un político de izquierda– ha recordado explícitamente en estos días de visita en Madrid que no se puede hablar de recuperación en España y Grecia hasta que el desempleo haya bajado a niveles tolerables –cercanos a los de pre-crisis. La encuesta del CIS del mes de febrero del 2015, confirma dicho análisis: un 80 por ciento de los españoles no creen que la situación mejorará en el futuro cercano y el grueso señala al desempleo como principal problema enfrentado.

El Sr. Rajoy y en general gran parte del liderazgo del PP desean que los españoles traguen sapos y crean que España está recuperándose, por razones puramente electorales. Esto agrega la burla a lo que ha sido una tragedia para la población. España ha salido de la recesión pero está creciendo muy lentamente como para crear empleos a un ritmo que permita reducir el desempleo y la pobreza a un ritmo relevante. Más serio aún, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos señala que el sector externo no ha conseguido transformarse en la locomotora que saque a España del pantano. El saldo en cuenta corriente de la balanza de pagos fue en el 2014 negativo, en una magnitud cercana al 2 por ciento del PIB, pese a la recuperación del turismo. Por lo tanto, en lugar de servir de locomotora, bajo el Gobierno del Sr. Rajoy el sector externo se ha convertido en un factor de freno del crecimiento económico.

Earth view
Con un crecimiento muy lento e insuficiente para crear empleos a un ritmo elevado, es evidente que hay que prestar atención a cuáles son las variables que pueden actuar como locomotora del crecimiento para acelerarlo. Con el Gasto Público frenado por las políticas de austeridad, el Consumo Privado detenido por el lento crecimiento del empleo y el descenso en los salarios, y la inversión estancada por la ausencia de perspectivas de un crecimiento serio, es evidente que la única salida que le queda a España es acelerar sus exportaciones hacia nuevos mercados de fuera de la Unión Europea.

Esto último era una de las pocas salidas para España dado el estancamiento de Europa y el muy lento crecimiento de España. Pero el actual Gobierno del Sr. Rajoy no ha adoptado una sola medida importante para acelerar el aumento de la productividad en el sector externo y con ello lograr un descenso legítimo en los costos totales por unidad producida –mejora de la competitividad. Para los economistas que rodean al Sr. Rajoy, el aumento de la productividad y descenso de los costos totales por unidad, son el producto del libre juego de los mercados. Para otras escuelas de pensamiento, el aumento de la productividad y descenso de los costos totales por unidad producida, es una consecuencia de todo un conjunto de políticas deliberadas para lograrlos.

Tampoco se han implementado medidas sistemáticas y continuas –fuera de uno que otro hipo- para reorientar parcialmente las exportaciones de España hacia mercados distintos a los de la Unión Europea. Por razones parecidas a lo ya mencionado: la fe ciega en que el libre ajuste de los mercados provocaría esta reasignación.

Uno podría pensar que tanto los aumentos de productividad como la reasignación de exportaciones hacia nuevos mercados son en verdad una consecuencia del libre juego de los mercados, como lo predice la teoría neoliberal a la cual adhiere el Sr. Rajoy y su entorno. Pero no es así: cuando se analizan todas las experiencias internacionales exitosas de alto crecimiento de la productividad y reasignación de exportaciones hacia nuevos mercados, queda claro que su éxito en este campo fue el resultado de un conjunto de políticas deliberadas pragmáticamente diseñadas.

Dicho de otra manera. Podemos dejar las teorías para ser debatidas en las pizarras de las Universidades. Pero cuando se trata de políticas de Gobierno que afectan seriamente a la población, parece mucho más inteligente prestar atención a lo que hicieron las experiencias exitosas.

En síntesis, es cierto que el Sr. Rajoy no ha colocado sus pies en el fango, como lo señala el Sr. Pedro Sánchez del PSOE. Pero el principal problema para los españoles es que el Sr. Rajoy ni siquiera tiene los pies en la tierra.

jueves, 3 de octubre de 2013

Pedro y el lobo … ¡y los brotes verdes!

Ana I. Viñas Apaolaza - Augusto Plató

En el cuento infantil de Pedro y el lobo, un pastor, aburrido de cuidar todo el día a sus ovejas, se divertía engañando a los habitantes del pueblo. ¡Qué viene el lobo!, gritaba … 

Parece que en las últimas semanas ha rerere…resurgido el discurso de los “brotes verdes”. Políticos y medios de comunicación intentan convencer a la sociedad española de que la llegada de la recuperación económica es ahora (¿no antes, ni antes de antes?) inminente. La interminable búsqueda de confianza económica en los consumidores y las empresas (quiero pensar que esta es la razón del discurso y no la mera diversión de un pastorcillo) está conduciendo a una insistencia que, como en el caso de Pedro, es ya más que molesta y puede tener efectos perversos. Tantas fueron las veces que Pedro alarmó sobre la llegada del lobo, que el pueblo dejó de creerle. Un día llegó el animal y nadie confió en Pedro; nadie le ayudó a salvar a sus ovejas. 

Los que se empeñan en avanzar la llegada de la recuperación persistentemente, sin pruebas de que efectivamente va a suceder, deben tener en cuenta que la confianza de los agentes es un arma económicamente poderosa: es capaz de sobredimensionar tanto una etapa expansiva como recesiva. Malutilizarla con fines políticos podría llevar a que una vez se inicie la verdadera recuperación (que seguro cuando venga, llegará para nuestro país de la mano de Europa como locomotora), nadie crea que ha terminado la crisis y el signo de la confianza de familias y empresas vaya en sentido contrario; frenando quizá en esos momentos la mejora real de la actividad y del empleo. 

Una postura política ética e inteligente sería guardar el discurso de los brotes verdes para cuando haya evidencias claras (y consenso) de una recuperación. La debilidad de los argumentos que sustentan la afirmación es manifiesta. ¿Cómo podemos asegurar que vamos a crecer sólo porque ahora destruimos menos empleo y menos actividad que antes? Parece lógico pensar que esto es así por el mero efecto estadístico, y puede suceder tanto si vamos a salir inmediatamente de la recesión como si la recuperación tarda más en llegar.

lunes, 10 de octubre de 2011

Hace un año...


En este artículo se analizaba la evolución de las principales variables laborales de la economía española y andaluza hasta el segundo trimestre del año 2010. En función de los datos disponibles, parecía que en ese momento asomaban los primeros síntomas de recuperación de la economía española. Los datos del crecimiento del PIB parecían indicar una mejoría, pero las cifras del mercado de trabajo todavía seguían siendo muy negativas.

En el segundo trimestre de 2010 aumentó el número de ocupados aunque no se pudo absorber el aumento de la población activa por lo que el desempleo también creció. En el caso de la economía andaluza el aumento del desempleo se unió a una reducción de la ocupación.


El análisis completo se puede leer en: Santos M. Ruesga, José Luis Martín Navarro y Laura Pérez Ortiz: “¿Recuperación o espejismo?. Informe de coyuntura sobre el mercado de trabajo en España y Andalucía (segundo trimestre de 2010)”, en Temas Laborales, nº 106, 2010 (ISSN 0213-0750)
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