Laura Pérez Ortiz - Universidad Autónoma de Madrid y Augusto Plató
El pasado 5 de marzo, la Comisión Europea dio a conocer los resultados de la revisión macroeconómica (el tablero de desequilibrios macroeconómicos), en el marco de la nueva gobernanza europea (de la que ya hemos hablado aquí y aquí). Para evitar que se vuelvan a producir los fuertes desequilibrios macroeconómicos que algunos países de la Unión Europea presentaban en el periodo previo a la crisis financiera desencadenada en 2008, se estableció este nuevo mecanismo de supervisión, con el fin de detectar de forma temprana los posibles desequilibrios y corregir con antelación las deficiencias.
Se pretenden vigilar desequilibrios no solo de las cuentas nacionales (para eso ya está el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y el Procedimiento de Déficit Excesivo correspondiente), sino los relacionados con burbujas inmobiliarias, desequilibrios en las balanzas por cuenta corriente, desequilibrios por cambios en los niveles de competitividad… (se pueden consultar aquí los indicadores considerados, que incluyen los referentes a equilibrio externo, competitividad y equilibrio interno).
En palabras de la Comisión, “cuando los Estados miembros crucen los umbrales de alerta, la Comisión llevará a cabo estudios exhaustivos para analizar si los desequilibrios son perjudiciales y, en caso necesario, emitirá recomendaciones”.
Pues bien, como decía, el pasado 5 de marzo, la Comisión publicó los resultados de este tablero de desequilibrios de una buena parte de los Estados Miembros. Sólo hay tres países sin desequilibrios (Luxemburgo, Malta y Dinamarca), mientras hay 14 países que mantienen desequilibrios, en tres casos, considerados excesivos por la Comisión (Croacia, Italia y Eslovenia).
La noticia que los medios de comunicación han reseñado es la salida de España del grupo de países con desequilibrios excesivos (a pesar de mantener fuertes desequilibrios en algunos aspectos clave, como es el mercado de trabajo, y sin profundizar en las causas de los desequilibrios que, aparentemente, se van solventando). Por otra parte, a algunos también les ha llamado la atención la inclusión de Alemania (a menudo utilizada como ejemplo a seguir) entre los países con desequilibrios, en este caso, por un superávit en la balanza por cuenta corriente.
Vamos a intentar arrojar un poco de luz sobre estos dos países.
Explicando algunos desequilibrios: por exceso
En el caso de Alemania, se señala el excesivo superávit de la balanza por cuenta corriente. En este punto, conviene recordar que los desequilibrios lo son superar, por arriba (superávit) el equilibrio, como por no alcanzarlo, por abajo (déficit). Muchas veces se asocia un superávit con una situación económica boyante, pero en realidad, no deja de ser un desequilibrio (fuera del equilibrio). El persistente superávit de la balanza por cuenta corriente alemana lo que indica es una persistentemente débil demanda interna: los recursos no se asignan adecuadamente y se invierten los ahorros en el exterior.
Alemania sigue dependiendo del resto de países para crecer económicamente. ¿Y si los demás no crecemos? Pues ahí es donde aparece el problema: no tiene capacidad interna suficiente para absorber su producción, lo que puede derivar en una presión a la baja de los precios en el interior del país (¿les suena de algo el miedo a la deflación que tanto se oye últimamente?). Por tanto, la Comisión propone que se adopten las medidas necesarias para fortalecer el crecimiento interno, impulsando la inversión (tanto en el ámbito público como privado) en capital físico y humano, favoreciendo el crecimiento potencial de la economía alemana. ¿Se parece en algo esto a las políticas de austeridad y contención del gasto que tanto predica Alemania para los países del Sur? No, en absoluto, más bien, todo lo contrario: es lo que se llama expansión de la demanda agregada, en este caso, en su vertiente interna.
Explicando algunos desequilibrios: por exceso
Bien distinta es la situación española, no porque no haya mejorado en la corrección de algunos (recalco, algunos) desequilibrios, véase el de la balanza por cuenta corriente, sino porque estos tienen otra orientación. Si Alemania mantiene un persistente superávit, en España hemos tenido tradicionalmente déficit, especialmente significativo desde el periodo previo a la crisis.
Y en el último año (atención, sólo un año, cuando los umbrales del tablero requieren la media de los últimos 3 años), el saldo de la balanza por cuenta corriente más la balanza de capital (lo que nos indica la capacidad o necesidad de financiación de una economía frente al exterior) ha cambiado de signo, ha dejado de ser negativo y se sitúa en el 1,4% del PIB (ojo, con los últimos datos publicados del PIB).