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jueves, 26 de enero de 2017

El futuro de la política fiscal en España, ¿más o menos impuestos?

Valeriano Gómez, economista y exministro de Trabajo
Santos M. Ruesga, catedrático de Economía Aplicada, Universidad Autónoma de Madrid

Artículo publicado en El Confidencial (24-enero-2017)


El acuerdo alcanzado al final del pasado año entre las dos principales fuerzas del arco parlamentario español para determinar los objetivos de déficit público en el año 2017, y el establecimiento de un escenario de ingresos tributarios y de cotizaciones sociales que lo hiciera posible, ofrece la ocasión de repasar su significado con cierta profundidad. En nuestra opinión, la orientación de la política fiscal que se deriva de dicho acuerdo supone un cambio no poco significativo respecto al signo de la política fiscal durante los últimos años.

Si las últimas previsiones respecto al comportamiento del déficit público en España se confirmaran, nuestro país cerraría el año 2016 con un desfase negativo en sus cuentas públicas del 4,6% de su PIB. Ello significa que el esfuerzo de contención del déficit desde que alcanzara sus niveles más altos durante la crisis habría sido algo superior a seis puntos del PIB (desde el 48,1% del PIB en 2012 hasta el 41,6% en 2016).

La pregunta siguiente es inevitable: ¿cómo se ha repartido el esfuerzo de reducción del déficit entre ingresos y gastos públicos durante este periodo? Y la respuesta es clara, el gasto público ha caído de una forma significativa, especialmente durante el periodo 2012-2016. Mientras que, a lo largo de estos años, los ingresos públicos en términos de PIB han permanecido estables. En 2012 alcanzaron el 37,4% del PIB, un porcentaje muy similar al 37,3% que registraron en 2016. Todo el camino recorrido en la reducción del déficit se debe a la reducción del gasto público.

La intensidad del ajuste ha sido enorme y se ha centrado en el gasto social. Salvo en pensiones, todas las principales funciones de gasto han caído. Por ejemplo, el gasto en desempleo ha descendido en 1,5 puntos de PIB, hoy es la mitad del gasto de 2012, pero ello se ha producido gracias a un profundo ajuste en la cobertura del sistema que ahora apenas es capaz de proteger a la mitad de los parados, mientras que lo hacía a más del 80% en 2010. El gasto en protección a la dependencia ha caído también drásticamente en 0,4 puntos de PIB. El gasto educativo se ha reducido en más de 6.000 millones de euros (en torno al -0,6% del PIB) y el descenso en el gasto sanitario ha sido aún mayor, más de 7.000 millones de euros (alrededor de 0,7 puntos de PIB).

Quizá, la única lectura positiva de este ajuste hace referencia al descenso del gasto en intereses de la deuda, más importante desde 2014, cuando empezaron a percibirse los efectos de la nueva política del BCE a partir de 2013. Lo que no debe ocultar que nuestra deuda pública ha crecido en alrededor de 300.000 millones de euros respecto al nivel que tenía a comienzos de 2012. Y, en cambio, el gasto en investigación e innovación, junto al descenso en la inversión pública, ha sufrido un ajuste de alrededor de 20.000 millones de euros (en torno a dos puntos de PIB), un ajuste que todos pagaremos muy caro en el futuro y que ya lo están pagando nuestros investigadores en forma de desempleo y salida hacia otros países europeos. En resumen, si no tuviéramos en cuenta el gasto en pensiones, que ha crecido torno a dos puntos de PIB, el ajuste en el gasto habría alcanzado más de ocho puntos de PIB. En suma, el ajuste total en el gasto nos sitúa a la cabeza de los ajustes en la eurozona tras Irlanda.

Por supuesto, cabe preguntarse por qué el ajuste final en el gasto en relación al PIB ha sido mayor en España que en Grecia —el ejemplo inevitable en la aplicación de políticas de austeridad a ultranza en la eurozona— a lo largo del periodo de la crisis. La razón está en que los resultados de estas políticas en Grecia no han sido otros que introducir a la economía griega en una dinámica dramática en la que los ajustes iniciales, en términos relativos mucho más intensos en el gasto que los llevados a cabo en España, han terminado hundiendo el crecimiento económico (el PIB griego es hoy un 28% inferior al existente antes de la crisis) y, de paso, haciendo que el gasto público terminara creciendo en relación al PIB, justo lo contrario de lo pretendido. Ello obliga a dirigir la atención hacia los efectos de la austeridad en el crecimiento económico a través del efecto procíclico de los ajustes en el gasto, y su mayor impacto depresivo que los ajustes a través del aumento de los ingresos.

España no es solo uno de los pocos países de la eurozona, junto a Grecia, que todavía no ha alcanzado los niveles de producción previos a la crisis, sino que también es uno de los pocos junto a Irlanda y Eslovenia cuya presión fiscal es hoy inferior a la existente antes de la crisis. No solo eso, la distancia en materia de presión fiscal en España respecto a la eurozona ha crecido durante la crisis: era inferior a la media del área euro en seis puntos de PIB en 2007, mientras que en 2016 los ingresos públicos en España representan 8,5 puntos menos respecto del PIB que la media de la eurozona. Si fuera verdad aquella vieja afirmación neoliberal de que la expansión de los ingresos públicos termina asfixiando el crecimiento, España sería uno de los países con más reservas de aire en sus pulmones entre los que componen la moneda única europea.

Así pues, a nuestro entender, aquí y ahora, hablar de consolidación fiscal en el contexto actual debiera llevarnos a pensar más en modificaciones en el terreno de la fiscalidad que insistir en nuevos recortes. No sabemos bien cuál será la orientación de la política fiscal en España durante los próximos años —el panorama político es todavía muy incierto—, pero sí sabemos al menos, tras la aprobación de los objetivos de déficit y las modificaciones introducidas en la estructura de los ingresos públicos para 2017, que el próximo no será un año de nuevos recortes en el gasto, sino de una cierta recuperación de los ingresos públicos algo más equitativa, dado que, además de los derivados del crecimiento nominal de la economía, hay un crecimiento significativo de los ingresos en el impuesto de sociedades, cuya recaudación esperada crece en 4.500 millones de euros respecto del nivel alcanzado en 2016.

Somos conscientes de que el lema “aumentar impuestos” no cotiza demasiado en el mercado electoral, pero carecemos de la ingenuidad necesaria para creer en eufemismos elusivos del tipo “aumentaremos los ingresos fiscales sin subir impuestos”. Queda recorrido en el terreno del gasto público, como se ha señalado antes, hoy inferior en seis puntos de PIB respecto de la media del área euro. Necesitaremos asumir nuevos ascensos en el gasto público durante las próximas décadas en materias clave: pensiones, sanidad, dependencia e inversión en I+D. No debemos renunciar a una estrategia de actuación más intensa del Estado en materia de prestación de servicios públicos y de dinamización del crecimiento económico. Si esto parece haber funcionado en una buena parte de los países europeos que han combinado y combinan elevados niveles de presión fiscal con puestos destacados en el 'ranking' del PIB per cápita, ¿por qué no va a funcionar en España?

No se trata de subir grandes escalones sino de ascender de forma progresiva en el ámbito de los ingresos públicos. Incluso sin modificar la estructura tributaria existente, el margen de actuación en el presupuesto español de ingresos puede ser amplio. Una parte de las diferencias en presión fiscal antes indicadas no es debida solo a que nuestros impuestos tienen tipos impositivos más bajos (por ejemplo, en sociedades o en impuestos especiales) o que tienen coberturas menos extensas en la definición de sus bases imponibles (por ejemplo, en las tasas y precios públicos) respecto a la media europea, sino que, también, a que usamos y abusamos de las desgravaciones fiscales de distinta naturaleza (los denominados gastos fiscales) en las principales figuras impositivas.

En el IRPF, más allá de las deducciones típicas vinculadas a una pobre política familiar, nos encontramos con importantes deducciones según el origen de la rentas (las rentas del ahorro están infragravadas, lo que recarga las rentas procedentes del trabajo) o destinadas a determinados tipos de gastos o inversiones (casi siempre con una fuerte carga regresiva). Algo parecido ocurre en el impuesto de sociedades, con una enorme proliferación de deducciones que hunden el tipo efectivo, ahora parcialmente suprimidas, o en el IVA, donde la distancia entre el tipo nominal básico y el efectivo es sustancialmente mayor que en casi todos los países europeos, a causa de una no bien ordenada distribución de la carga entre las diferentes categorías de consumos.

De lo que se trata es de aceptar de una vez que la preferencia por las políticas de ajuste en el gasto —un término casi siempre acompañado de calificativos como improductivos, excesivos, inútiles o ineficientes, aunque lo que termine ajustándose sea el gasto en desempleo, el sanitario o el educativo— no es neutra desde el punto de vista político, pero tampoco en el económico. Tampoco es neutra la opción por la vía del crecimiento de los ingresos: implica aceptar que no debemos renunciar a una sociedad capaz de responder al esfuerzo que requiere el crecimiento del gasto en pensiones, en sanidad o en dependencia, y que al hacerlo no lo pagaremos en forma de menor crecimiento o de más ineficiencia.

martes, 10 de noviembre de 2015

IX Sesión del Seminario de Empleo 2015- FOM

El próximo miércoles 11 de noviembre tenemos sesión de la IX edición del Seminario de Empleo 2015 de la Fundación Ortega-Marañón. 

El título es Opciones de estrategia de la política social y económica europeas y contaremos con Valeriano Gómez (ex-Ministro de Trabajo y Codirector del Seminario) y Adoración Guamán (profesora de Derecho del Trabajo, en la Universidad de Valencia), bajo la moderación de Antón Saracíbar (Fundación Largo Caballero).

La sesión se celebrará en la sede de la Fundación, en la Calle Fortuny 53, Madrid, el próximo miércoles 11  de noviembre de 2015, a las 17 horas.

Allí os esperamos. 

Se puede acceder a la información de las sesiones celebradas aquí y al programa completo aquí.

jueves, 30 de abril de 2015

Medias verdades sobre el empleo

José Manuel Lasierra - Universidad de Zaragoza y Santos M. Ruesga - Universidad Autónoma de Madrid
Este artículo se publicó en El periódico de Aragón, el miércoles 29 de abril de 2015

Una sociedad tan vapuleada por el desempleo durante tanto tiempo siempre recibe con esperanza las noticias que reflejan la creación de empleo. Si a esto se une la subida de nivel de los amplificadores de los éxitos junto con una cierta pereza intelectual, nos encontramos con un escenario casi idílico que se nos vende con alborozo, pero que no resiste una observación, ni siquiera profunda, de la realidad que nos circunda, caracterizada por alto desempleo y precariedad laboral. Eso se vuelve a certificar en la EPA del primer trimestre de 2015. Pero tan malo como esa situación en sí, es la propaganda que esconde los errores de las políticas aplicadas. Veamos.

1. Se dice que los “buenos resultados” en el empleo que nos dieron con las cifras del paro registrado hace un par de semanas se debían a las reformas aplicadas, que ya estaban dando sus frutos, y que por tanto había que continuar en esa línea. Falso. El crecimiento económico en estos momentos, se debe a los estímulos de las políticas del BCE que han puesto más dinero en la economía, han abaratado el euro, lo que fomenta las exportaciones, y han contribuido a reducir la prima de riesgo, lo cual limita la contracción sobre el gasto público. En definitiva, se trata de políticas expansivas, lo contrario de lo que se venía haciendo. Es decir, el crecimiento actual supone un reconocimiento, con hechos y resultados, del error de las políticas aplicadas hasta fechas recientes en esta crisis. Se ve que eran posibles y mejores otras políticas que evitaran tanto sufrimiento. Además, el crecimiento actual se ve favorecido por la coyuntura externa derivada de los precios del petróleo.

2. Detrás de algunas cifras de empleo, aparentemente positivas, se esconden importantes carencias que es necesario aclarar. Los contratos indefinidos y las afiliaciones a la seguridad social se observan con las características del mercado de trabajo de tiempos pasados, que no son las mismas que las del actual. Comprendemos dos trampas que se nos trata de hacer con la caída del paro registrado. Una es por el denominado "efecto del trabajador desanimado" (aquel por el que el trabajador que lleva mucho tiempo buscando empleo y no lo encuentra, deja de buscar “activamente” empleo y no aparece como desempleado). La otra es por la caída de la población activa por la misma razón anterior, las prejubilaciones y la emigración. Y así creemos que las afiliaciones a la seguridad social y la contratación indefinida son datos que marcan la bondad del funcionamiento del mercado de trabajo. En ambos casos, esta información debe matizarse. Nada impide que los contratos indefinidos sean por una jornada parcial o discontinua. De la misma forma, las afiliaciones no son sinónimo de contratos indefinidos de jornada completa, ni mucho menos. Si se sustituye un trabajador fijo de jornada de 40 horas semanales por dos de 15 horas cada uno (total 30 horas), se ha creado empleo neto pero se trabaja y se produce menos. ¿Hay alguien ahí que pregunte por estos “detalles”?

3. El PIB y las condiciones salariales y de empleo. Una de las bondades de la reforma laboral, se nos dice, es que con menos crecimiento ya se crea empleo. Ah... bueno. Seguramente el empleo es la primera prioridad de una sociedad, o lo era. El problema es que en nuestro país, en estos momentos, un empleo no garantiza la inclusión social, es decir, no evita la persistencia de importantes carencias personales. ¿Qué significa que aun creciendo poco creamos más empleo? Pues que el empleo que se crea recibe menos. Por ejemplo, si la economía produce 100 cocos (el PIB) y hay 100 trabajadores, les corresponde 1 coco a cada uno. Si el PIB crece el 1% y el empleo el 3%, o sea 101 cocos y 103 trabajadores, pues a cada uno le toca menos de 1 coco. En definitiva, un sistema que crece poco, en el que la productividad es baja, reparte la pobreza en forma de bajos salarios. Pero no queda ahí el problema de ese modelo. De esos bajos salarios se derivan cotizaciones limitadas a la seguridad social. Ya se ha echado mano tres veces de la hucha de las pensiones en esta legislatura. Y continúa: ¿qué perspectiva tienen las pensiones futuras de ese trabajo precario que cotiza poco? La cuestión es conseguir crecimientos elevados y generar valor y eso requiere trabajadores motivados, que no se compagina con salarios y condiciones precarias, y sobre todo capacidad y habilidades empresariales. Imaginemos la empresa Textiles XXX que compra tejidos por 50 y los vende confeccionados por 150, tiene un valor añadido de 100 para distribuir en salarios y beneficios. La empresa Textiles ZGZ con tejidos por el mismo importe de 50 los vende por 500, ha generado un valor añadido de 450 que le permite pagar mejores salarios y más beneficios. Seguramente esta segunda empresa ha acompañado su producción con otras características que la hacen más valorable y que habrá que deducir de esos 450 de valor añadido, pero en definitiva es el valor creado lo que va a permitir mejores salarios y mejores empleos. ¿Se hace algo para generar estas capacidades? Con la reforma laboral, con los recortes salariales, ¿se estimulan esas capacidades?

Lo peor de esta visión sobre el empleo en nuestro país es que trasmite acomodo y ausencia de políticas para transformar el modelo productivo en una perspectiva de futuro que todos entendemos cuál debería ser.

martes, 17 de marzo de 2015

Los nuevos amos del cotarro

José Manuel Lasierra - Universidad de Zaragoza y Santos M. Ruesga - Universidad Autónoma de Madrid
Una versión reducida de este artículo se publicó en El periódico de Aragón, el domingo 15 de marzo de 2015

La gran cantidad de noticias que esta sociedad de la información nos proporciona dificulta con frecuencia poder interpretarla y analizarla, para saber realmente con quien nos jugamos los cuartos. El bombardeo de flashes informativos y la complejidad de las situaciones no permiten ver las conexiones, las posibles causas subyacentes o el núcleo fundamental de las cuestiones sobre las que se nos informa. Y, sin embargo, en este marasmo, inconexo aparentemente, hay personas y sobre todo grupos poderosos que se mueven como pez en el agua y en un océano en el que la ciudadanía aparece como una simple e inerme marioneta al albur del oleaje informativo. Veamos algunos ejemplos recientes.


1. Son noticia los esfuerzos y las oscuras actuaciones de la industria tabaquera para reducir las medidas de las políticas antitabaco. Para descafeinar la directiva europea antitabaco, sólo Phillips Morris empleaba a 160 lobbistas. La industria tabaquera consiguió que 137 organismos de diverso tipo se opusieran a la directiva y pudo acceder a los más altos núcleos de poder legal y político de la Unión Europea en defensa de unos intereses espurios que atentan directamente (la ciencia dixit) contra la salud de los ciudadanos. 

2. Casi todo el mundo aprueba y valora positivamente el plan PIVE. Conseguir algo más barato, y más si es algo costoso como un coche, a todo ciudadano le place. No obstante conviene recordar que el objetivo de este Plan es fomentar la actividad productiva, o sea el empleo, estimulando el consumo. Ocurre que como no hay restricciones acerca del tipo de coche a subvencionar (seguramente no sería legal desde el punto de vista comunitario) cuando compramos un automóvil de gama alta, ¿saben donde se crea más empleo? En Alemania seguramente. Es lo que tiene tener en cuenta las cadenas productivas de los bienes de consumo. Pero no se preocupen, el plan se vende bien. La patronal ANFAC y el gobierno dicen que el Estado recauda más impuestos, IVA y matriculación, que las bonificaciones que concede. Así se podrá financiar el seguro de desempleo a los desempleados del sector. ¿Se acuerdan de la diferencia entre dar el pescado o proporcionar la caña de pescar? Pues analicen. Del plan PIVE del 2014 Rumanía parece haber sido el primer beneficiario.

martes, 10 de marzo de 2015

Rajoy y sus pies en el fango

Norberto E. García - Augusto Plató (negarcia@speedy.com.pe)

El Sr. Rajoy no coloca sus pies en el fango, como recientemente le recriminó el Sr. Pedro Sánchez, líder del PSOE, refiriéndose a las zonas anegadas por el Ebro. Pero la situación es mucho más seria: ni siquiera tiene sus pies en la tierra. Sigue insistiendo en que España está en recuperación cuando hasta Jean Claude Juncker, Presidente de la Comisión Europea –que está muy lejos de ser un político de izquierda– ha recordado explícitamente en estos días de visita en Madrid que no se puede hablar de recuperación en España y Grecia hasta que el desempleo haya bajado a niveles tolerables –cercanos a los de pre-crisis. La encuesta del CIS del mes de febrero del 2015, confirma dicho análisis: un 80 por ciento de los españoles no creen que la situación mejorará en el futuro cercano y el grueso señala al desempleo como principal problema enfrentado.

El Sr. Rajoy y en general gran parte del liderazgo del PP desean que los españoles traguen sapos y crean que España está recuperándose, por razones puramente electorales. Esto agrega la burla a lo que ha sido una tragedia para la población. España ha salido de la recesión pero está creciendo muy lentamente como para crear empleos a un ritmo que permita reducir el desempleo y la pobreza a un ritmo relevante. Más serio aún, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos señala que el sector externo no ha conseguido transformarse en la locomotora que saque a España del pantano. El saldo en cuenta corriente de la balanza de pagos fue en el 2014 negativo, en una magnitud cercana al 2 por ciento del PIB, pese a la recuperación del turismo. Por lo tanto, en lugar de servir de locomotora, bajo el Gobierno del Sr. Rajoy el sector externo se ha convertido en un factor de freno del crecimiento económico.

Earth view
Con un crecimiento muy lento e insuficiente para crear empleos a un ritmo elevado, es evidente que hay que prestar atención a cuáles son las variables que pueden actuar como locomotora del crecimiento para acelerarlo. Con el Gasto Público frenado por las políticas de austeridad, el Consumo Privado detenido por el lento crecimiento del empleo y el descenso en los salarios, y la inversión estancada por la ausencia de perspectivas de un crecimiento serio, es evidente que la única salida que le queda a España es acelerar sus exportaciones hacia nuevos mercados de fuera de la Unión Europea.

Esto último era una de las pocas salidas para España dado el estancamiento de Europa y el muy lento crecimiento de España. Pero el actual Gobierno del Sr. Rajoy no ha adoptado una sola medida importante para acelerar el aumento de la productividad en el sector externo y con ello lograr un descenso legítimo en los costos totales por unidad producida –mejora de la competitividad. Para los economistas que rodean al Sr. Rajoy, el aumento de la productividad y descenso de los costos totales por unidad, son el producto del libre juego de los mercados. Para otras escuelas de pensamiento, el aumento de la productividad y descenso de los costos totales por unidad producida, es una consecuencia de todo un conjunto de políticas deliberadas para lograrlos.

Tampoco se han implementado medidas sistemáticas y continuas –fuera de uno que otro hipo- para reorientar parcialmente las exportaciones de España hacia mercados distintos a los de la Unión Europea. Por razones parecidas a lo ya mencionado: la fe ciega en que el libre ajuste de los mercados provocaría esta reasignación.

Uno podría pensar que tanto los aumentos de productividad como la reasignación de exportaciones hacia nuevos mercados son en verdad una consecuencia del libre juego de los mercados, como lo predice la teoría neoliberal a la cual adhiere el Sr. Rajoy y su entorno. Pero no es así: cuando se analizan todas las experiencias internacionales exitosas de alto crecimiento de la productividad y reasignación de exportaciones hacia nuevos mercados, queda claro que su éxito en este campo fue el resultado de un conjunto de políticas deliberadas pragmáticamente diseñadas.

Dicho de otra manera. Podemos dejar las teorías para ser debatidas en las pizarras de las Universidades. Pero cuando se trata de políticas de Gobierno que afectan seriamente a la población, parece mucho más inteligente prestar atención a lo que hicieron las experiencias exitosas.

En síntesis, es cierto que el Sr. Rajoy no ha colocado sus pies en el fango, como lo señala el Sr. Pedro Sánchez del PSOE. Pero el principal problema para los españoles es que el Sr. Rajoy ni siquiera tiene los pies en la tierra.

jueves, 15 de enero de 2015

El discurso oficial y la realidad

Norberto E. García - Augusto Plató (negarcia@speedy.com.pe)

En las semanas recientes diferentes altos funcionarios del actual Gobierno se han lanzado a presentar públicamente el éxito económico de España y la recuperación del empleo. Sin prestar suficiente atención a la evidencia de la realidad. Europa se está beneficiando significativamente de la fuerte reducción del precio del petróleo –que reduce sus costos y aumenta su competitividad– y del alza del valor del dólar que devalúa al euro y también contribuye a mejorar la competitividad. Ambos hechos son externos a las decisiones de los gobiernos, de la Eurozona y de la Comisión Europea y promueven exportaciones y aumentan la producción competitiva con importaciones.

Pese a lo expuesto, esa mayor competitividad no se ha manifestado todavía en aumento de exportaciones y elevación de la producción competitiva de exportaciones. España, señalada por la Comisión Europea como la estrella de Europa, ha logrado crecer en  2014 un 1,4 por ciento anual –como el Sr. Rajoy se ha encargado de subrayar. Cifra que avergonzaría a cualquier país de Asia o América. Una de las razones de este desempeño es que la mayor parte de las exportaciones de los países de Europa va a mercados europeos. Y como sabemos, Europa está virtualmente estancada. Los precios en España no sólo dejaron de crecer, se están contrayendo –como las cifras señalan. Recordemos que una deflación de precios es peligrosa porque puede ser la antesala del comienzo de una depresión.

Es útil recordar que esto fue previsto y comentado críticamente por numerosos economistas de alto nivel –españoles y extranjeros– hace años atrás. También es justo recordar que a la inversa, altos dignatarios de la Eurozona y sus entidades y de la Comisión Europea, enfatizaron su fe ciega en las políticas que recomendaron y que se encargaron de presionar para su implementación en muchos países.

Así, Jean Claude Trichet, entonces Presidente del Banco Central Europeo (BCE) sostenía en junio de 2010 en una entrevista del periódico italiano “La República”: ….” Respecto a la economía, la idea de que las medidas de austeridad puedan provocar un estancamiento es incorrecta”…. ”En los hechos, en estas circunstancias, todo lo que contribuya a aumentar la confianza de los hogares, empresas e inversionistas en la sostenibilidad de las finanzas públicas es bueno para la consolidación del crecimiento y la creación de puestos de trabajo”… 

Su sucesor en el BCE, Mario Draghi, se vio forzado por la realidad a hacer declaraciones diferentes y a intentar medidas distintas, con la muy fuerte oposición de Alemania y otros países del Norte de Europa.

De forma similar, Olli Rehn, entonces Vicepresidente de la Comisión Europea y Comisario Europeo para Asuntos Económicos y Monetarios, sostenía en el “Financial Times” del 10 de diciembre del 2012:….” Europa debe mantener el curso de la austeridad”…

Como se infiere de esto, Europa marchó hacia el estancamiento con la convicción de que era el camino al crecimiento. ¿Por qué se produce este error enorme y grosero?

Con www.easel.ly

martes, 18 de noviembre de 2014

El estancamiento de la Eurozona y el pensamiento de los economistas alemanes

Norberto E. García - Augusto Plató

Analizando lo ocurrido lo que va del 2014, la economía de la Eurozona está creciendo a un ritmo misérrimo – inferior al 0,5 por ciento anual. En ese contexto, el desempeño de España se destaca como exitoso pese a que de acuerdo a Eurostat el crecimiento esperado para el 2014 es un 1,2 por ciento anual. Alemania ha evitado por muy poco entrar a una recesión técnica al registrar en el tercer trimestre del año un crecimiento de sólo 0,1 por ciento anual – después de un segundo trimestre con crecimiento negativo.

¿Qué fuerzas se mueven y explican este desastroso desempeño que repercute negativamente sobre toda Europa y sobre el mundo entero? En el Financial Times del 16 de noviembre del 2014, el Profesor Wolfgang Munchau hace referencia a un aspecto insuficientemente analizado: las ideas predominantes entre los economistas alemanes. Wolfgang Munchau señala que los economistas alemanes se dividen en dos grupos: aquellos que nunca leyeron a Keynes y aquellos que, habiéndolo leído, nunca lo entendieron. 

Hay muchos ejemplos de lo expuesto. Uno de los más recientes es la decisión del Consejo de Expertos Económicos de Alemania que recomienda a la Canciller Merkel reducir y limitar el salario mínimo – mientras no plantea mención alguna sobre las políticas monetaria y fiscal seguidas por Alemania frente a su estancamiento.

Otro ejemplo es la recomendación reciente de Jens Weidman, Presidente del Bundesbank, oponiéndose a cualquier política monetaria expansiva del BCE, porque podría reducir la presión hacia la austeridad fiscal en los países europeos afectados y crear incentivos para endeudarse. Si el BCE compra deuda y mantiene muy baja la tasa de interés – como Mario Draghi ya ha advertido – las economías más deprimidas podrían tomar distancia de la reducción del gasto público para eliminar el déficit público.


jueves, 6 de noviembre de 2014

Nueva reunión del G20: ¿coordinación de políticas económicas?

Laura Pérez Ortiz - Universidad Autónoma de Madrid y Augusto Plató

En breve (14 y 15 de noviembre de 2014) se celebrará la reunión anual del G-20 en Brisbane, Australia, con una agenda basada en promover el crecimiento económico y del empleo, así como en hacer a la economía global más resistente a posibles crisis futuras.

Esta reunión es ya la novena desde que se inició la crisis financiera de 2007-08. En esa ocasión, la envergadura de la crisis y el rápido traslado a la economía productiva hizo que se necesitara una acción conjunta coordinada, y una aplicación de medidas que se diseñaron en la reunión de los líderes del G-20 en Washington, en noviembre de 2008.

En esa cumbre, los líderes mundiales se comprometieron a trabajar sobre la regulación y mejora del sistema financiero, donde se situaba el epicentro de la crisis internacional. Algunas de las líneas sobre las que se decidió trabajar fueron las siguientes:

Inicialmente, por tanto, las causas de la crisis se centraron en la desregulación financiera y la existencia de paraísos fiscales.

Meses después, en abril de 2009, el G-20 se reunió en Londres, donde se profundizó en el planteamiento de las medidas necesarias para una pronta salida de la crisis económica, incidiendo en combatir con las causas que la habían provocado. En esta cumbre se reconocieron los fallos esenciales en el sector financiero y en la regulación financiera como causantes de la crisis. Asimismo, se señalaba la necesidad de restaurar la confianza a partir de la reconstrucción del sistema financiero. Siguiendo con las líneas marcadas en la anterior cumbre, es cuando se decide reformar y reforzar el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, creándose el Consejo de Estabilidad Financiera, como órgano de supervisión internacional, y estableciéndose una nueva arquitectura financiera internacional.

viernes, 3 de octubre de 2014

Los presupuestos ¿de? la recuperación

Ana I. Viñas Apaolaza - Augusto Plató


El Gobierno presentó el pasado día 30 de septiembre, ante el Congreso, los Presupuestos Generales del Estado para 2015 bajo el titular “Las Cuentas Públicas de 2015 impulsan el crecimiento económico, la creación de empleo y la mejora de la competitividad”. Su presentación formal y sobre todo mediática se ha centrado en “vender” que son las Cuentas Públicas de la recuperación, para la recuperación. 

Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas
Sin embargo, de un primer análisis (y siendo conscientes de la dedicación que exige el estudio de los Libros de Presupuestos) estamos convencidos de que lo que el Ministro Montoro tendría que transmitir es que se trata de unos Presupuestos que confían en la recuperación, estimados a partir de unas mejores previsiones de crecimiento del PIB y del empleo.

Y no es lo mismo, pues unos Presupuestos de la recuperación deberían contener medidas claras de política expansiva que impulsasen la demanda agregada, vía consumo e inversión tanto privados como públicos. Y no es así.

De hecho, salvo algunos guiños expansivos (insuficientes desde nuestro punto de vista), la pauta es conservadora, pasiva: dejar actuar a los estabilizadores de los ingresos (impuestos y cotizaciones sociales), y del gasto (confiando en la creación de empleo y el menor desempleo). Con este criterio restrictivo, el resultado es un aumento de los ingresos no financieros del 4,3% frente a PGE 2014 y una reducción del gasto público del 5,1%.

El Gobierno delega en los ingresos procedentes de los impuestos todo el peso del Presupuesto. Espera que su Reforma Fiscal y la recuperación económica incrementen la recaudación. Por ello, el aumento más llamativo se produce en el IVA (un 9,9%) y en el Impuesto de Sociedades (un 5,6%). En cambio, se reduce el IRPF un 0,3% como consecuencia de la Reforma Fiscal.

En materia de gasto público el descenso se debe a la contención de tres partidas clave para la recuperación del gasto en consumo de las familias, que quedan atrapadas en el ajuste: uno, la congelación de salarios públicos, de nuevo; dos, una timidísima revalorización media de las pensiones del 0,25%; y tres, la caída del gasto en prestaciones por desempleo, próxima al 15%. El resto de gastos, juegan un papel secundario.

Es más, el fuerte recorte de las prestaciones por desempleo, estimado a partir de las mejores cifras de ocupación y la reducción del paro registrado, no contempla a día de hoy mejorar la protección por desempleo. Se limita a cumplir con la normativa vigente y olvida que la tasa de cobertura de estas prestaciones ha caído del 78,4% en 2010 al 59,4% (media de 2014). Menos beneficiarios, que cobran menos -tanto por el endurecimiento de las condiciones como por la precariedad del empleo que se está creando desde la crisis-. 

Se podría pensar que, a cambio, ha mejorado el presupuesto para políticas activas y de intermediación (un 16,6%). Sin embargo, el destino de esta partida se concentra sobre todo en el sector privado: Agencias Privadas de Colocación (un presupuesto que ha pasado de 30 a 140 millones €) y bonificaciones a la contratación (crece la partida en torno al 22%). Ambos proyectos del Gobierno, cuya puesta en funcionamiento es demasiado reciente como para apostar por un incremento de tal proporción, sin haber sido evaluados.

En definitiva, las previsiones del cuadro macro del Ejecutivo son tan determinantes en estos PGE que cualquier bache que pueda afectar al consumo y la inversión, como una recaída de las principales economías europeas (Alemania y Francia están en el punto de mira de los pronósticos) supondría una amenaza para su cumplimiento. Con consecuencias, además, sobre el logro de las previsiones de déficit y deuda, que reducirían sus ratios planeados. 

Y no queremos ni pensar que puedan ser necesarios nuevos ajustes en pleno ejercicio, porque la experiencia nos dice que los recortes serán de gasto y los afectados, los de siempre.

martes, 9 de septiembre de 2014

¿Qué ha pasado con la economía española?

El próximo lunes 22 de septiembre se presentará el libro "¿Qué ha pasado con la economía española?", coordinado por Norberto E. García y Santos M. Ruesga y editado por Ediciones Pirámide.

Como señalan los autores en la presentación del texto "para las personas no conocedoras de la realidad económica y política del país puede resultar difícil entender qué ha sucedido en la economía de España en la última década. En un corto período de tiempo, el «milagro español» de 1999-2007 —cuando el país creaba poco menos de la mitad de todo el empleo generado en toda la Unión Europea— fue seguido de una profunda crisis económica que ha reducido el empleo a una velocidad tal que a fines del año 2013 la tasa de paro había alcanzado el 27 por 100 de la población activa y entre los jóvenes ya era de casi el 55 por 100".


Y siguen "hay múltiples versiones simplificadas de lo que ha sucedido en España —tales como la reducida jornada laboral respecto a la eurozona o un gasto público inicial excesivo— que no son corroboradas por el análisis empírico más elemental. Son simplemente cuentos de hadas cuyo origen es variado: desde un intento ideológico de encontrar un chivo expiatorio hasta la expresión de una aguda ignorancia de lo acontecido realmente. Es por ello que es importante que se presente con la mayor claridad y simplicidad la evidencia empírica disponible, y a partir de ello un análisis sólido de lo que realmente ha sucedido".


"Es útil recordar que la experiencia española es un caso de manual de fracaso de las políticas de austeridad fiscal y de devaluación salarial extremas, en tanto que es el país donde el nivel de desempleo y la tasa de pobreza se han elevado hasta niveles extraordinarios. Esto significa que la experiencia española es un modelo a analizar, con el fin de comprender los fracasos de la política económica impulsada en muchos países, más allá del debate de política fiscal y monetaria de los Estados Unidos".

La presentación del libro será en la sede de la Fundación del Diario Madrid, en la calle Larra, número 14, en Madrid, a las 19:00h. José Ignacio Pérez Infante moderará el acto en el que participarán Santos M. Ruesga, Valeriano Gómez, Zenon Jiménez Ridruejo y José Carlos Díez.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Piedras en el camino: ¿tropezamos de nuevo?

Laura Pérez Ortiz, Universidad Autónoma de Madrid - Augusto Plató

Las voces que señalan el final de la recesión, que ya se vislumbra luz al final del túnel, que las previsiones de los organismos nacionales comienzan a mejorar para los próximos años, parece que no tienen en cuenta todos los aspectos que se pueden considerar para definir qué es una recesión económica. Según la definición del Fondo Monetario Internacional, una economía se encuentra en recesión cuando, al menos durante dos trimestres consecutivos, la economía decrece (se registran tasas de variación negativas). Y al revés, para confirmar la salida de la recesión se necesitan dos trimestres consecutivos de tasas de variación positivas. Así que, por los datos adelantados de Contabilidad Nacional Trimestral, todavía no podemos afirmar la salida de la recesión. Además, como ya sucediera en el año 2010, esa salida de la recesión puede ser momentánea, de forma que no se corrijan los graves desequilibrios que todavía sufra la economía española.

Foto: Nacho Pérez
Y es que, según la definición de la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas (NBER, por sus siglas en inglés), no sólo debe considerarse la evolución en el nivel de producción para tener en cuenta si una economía se encuentra en recesión o no, sino que han de considerarse además otros indicadores como el empleo o los niveles de ingresos. Y según esos datos, con una tasa de paro que supera el 25 por ciento de la población activa, una creciente desigualdad en el reparto de la renta y unos niveles de producción industrial que no terminan de arrancar, no parece que el fin de la recesión esté tan cerca como se proclama.


viernes, 18 de octubre de 2013

La voz de los campos sonó nuevamente

Santos M. Ruesga, artículo publicado en la revista “Ejecutivos” nº 245, octubre 2013 y en www.economistasfrentealacrisis.com

En los últimos años no hay gobierno que pierda ocasión de mostrar sus habilidades agrario-predictivas para obsequiarnos cada septiembre con una buena nueva de que algo crece ya en nuestra economía. Da igual que no tengamos mucho soporte en las predicciones, nacionales o internacionales; a la voz de “brotes verdes” se concitan todas las energías optimistas de nuestros responsables políticos con la buena intención de sacarnos de este marasmo económico que desde hace ya cinco años nos lleva de “derrota en derrota hasta la victoria final”, según uno de los creadores del marxismo moderno, don Groucho. Nos pasó con el Sr. Rodríguez Zapatero allá por los primeros años de la Gran Recesión que estamos viviendo y nos pasa ahora, de forma reiterada, con el Sr. Rajoy.

Pero, desgraciadamente, más allá de las buenas intenciones de gobernantes y técnicos al servicio de su redención, los hechos y las estadísticas que los reflejan no dan para tales alegrías, sino más bien nos muestran que los brotes aún siguen marchitos. Y es que, más allá de la intencionalidad de tales asertos, puede ocurrir que los mismos se vuelvan contra los deseos de sus emisores; como apunta una colega y amiga, Ana Isabel Viñas, en un reciente artículo: “Los que se empeñan en avanzar la llegada de la recuperación persistentemente, sin pruebas de que efectivamente va a suceder, deben tener en cuenta que la confianza de los agentes es un arma económicamente poderosa: es capaz de sobredimensionar tanto una etapa expansiva como una recesiva. Malutilizarla con fines políticos podría llevar a que una vez que se inicie la verdadera recuperación (que seguro que cuando venga llegará para nuestro país de la mano de Europa como locomotora), nadie crea que ha terminado la crisis y el signo de la confianza de familias y empresas vaya en sentido contrario” (enlace). Y es que, enfatiza esta colega, se nos olvida con mucha frecuencia el cuento de “Pedro y el lobo” que tantas veces nos repetían los mayores desde nuestra más tierna infancia. 

El riesgo no está solo en defraudar la confianza de consumidores y empresarios, sino también en errar, en este momento, en los pronósticos implícitos que el presupuesto de 2014 encierra entre sus cifras. Una excesiva alegría en las predicciones de crecimiento tanto del PIB como del empleo, de no cumplirse, significará mayores dificultades aún de cumplir con los objetivos de déficit; menos ingresos de los previstos –las bases imponible no crecen al ritmo diseñado- y mayores gastos, aunque solo sea por el tirón de los estabilizadores automáticos (bien es cierto que algunos ya se han embridado, como la revalorización de las pensiones públicas –véanse mis artículos en Ejecutivos en los números 242 y 244-). Es decir, el optimismo predictivo arrastra consecuencias negativas en la gestión de la política económica, que en el contexto de austeridad en el que se mueve, activarán aún más el círculo vicioso de la recesión. 

Las cifras con las que contamos sobre evolución de la actividad económica, con datos para el segundo trimestre de este año, no permiten prever una mejora sustancial en lo que queda del mismo; a lo sumo que a 31 de diciembre podremos constatar que ha sido igual de malo que el año pasado, con ligeras mejoras en algunos parámetros que podrían estar indicando que para el primer semestre del año siguiente estaríamos tocando fondo en esta fase de la gran recesión. Pero cuidado que también después del gran batacazo de 2009-10 se anunciaron nuevos brotes verdes y nos encontramos con la caída de 2012-13; no tenemos garantizado que el suelo recesivo que podamos tocar el próximo año sea la antesala de una larga recuperación, ni, tampoco, del lanzamiento de un ciclo de crecimiento robusto y sostenible. 

Las predicciones de los organismos internacionales que nos suelen aconsejar cotidianamente sobre lo que hacer y lo que no hacer, hasta el momento, no parecen compartir el optimismo gubernamental. En el cuadro adjunto se recogen algunas de ellas para el año actual, que reflejan un panorama no precisamente halagüeño.

jueves, 10 de octubre de 2013

¿No es un país para viejos?

José Manuel Lasierra y Santos M. Ruesga, artículo publicado en El periódico de Aragón (29 de septiembre de 2013)


¿Recuerdan la excelente película de los hermanos Cohen, situada en un territorio del medio Oeste norteamericano? En el film la supervivencia de los ciudadanos cabalgaba sobre un escenario de violencia permanente, donde la ley del más fuerte (en el sentido físico del término) constituía la filosofía de vida de los ciudadanos de ese país. En ese panorama los ancianos, la población de edad se sentía amenazada de forma permanente y prácticamente recluida en sus hogares. 

No estamos tratando de trasponer, tal cual, a nuestra realidad esa sórdida fotografía que nos mostraban los cineastas estadounidenses. Tan sólo haciendo una simulación de imágenes para poner de manifiesto las dificultades a las que habrán de enfrentarse nuestros conciudadanos de mayor edad, tras dejar su vida activa y pasar al estatus de jubilados. 

Hasta ahora y en los últimos cincuenta años, la situación de los pensionistas fue “in crescendo”. Hasta alcanzar una cobertura de casi el 100 por cien de los jubilados (por vía contributiva o asistencial) y con cuantía también ascendente, salvo episodios puntales de crisis, como los dos años pasados. Es más el sistema de pensiones de reparto ha funcionado con la suficiente flexibilidad como para absorber variadas situaciones económicas adversas y someterse a múltiples reformas parciales encaminadas a garantizar su continua sostenibilidad. La última, conviene no olvidarlo, la reforma aprobada en 2011 por el gobierno dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero, con entrada en vigor el 1 de enero de este año.

Foto de Nacho Pérez

martes, 24 de septiembre de 2013

Carta para Angela Merkel

Gerardo Fujii, Facultad Economía, Universidad Nacional Autónoma de México


Asunto: Propuesta para la recuperación de la economía europea [1]

Frau Angela Merkel 
Kanzlerin del Bundesrepublik Deutschland 
Berlin

Sehr geehrte Frau Merkel:

Le escribo para exponerle una propuesta de política económica para la Unión Europea que permitirá el crecimiento económico, generar empleos, aumentar los salarios e ingresos de la población, mantener el equilibrio externo y que, como efecto colateral, equilibrará el presupuesto público por el incremento de los ingresos gubernamentales. Dado que usted es una mujer muy ocupada, mi propuesta la presento en tres páginas acompañadas de un diagrama. 

1. La política de la Unión Europea para la superación de la Gran Recesión iniciada en 2007 se ha enfocado en dos puntos:
  • Austeridad (reducción del déficit fiscal).
  • Reformas estructurales (contención salarial) para aumentar la competitividad y las exportaciones.
2. Con respecto a esta política:
  • La validez de toda política debe ser evaluada por sus resultados en la práctica. Ya los conocemos.
  • Recordar a Keynes: en el largo plazo todos estaremos muertos. Cinco años son más que suficientes para mostrar que con esta política no se ha superado la Gran Recesión.
  • ¿Qué vamos a retroceder al mercantilismo del siglo XVII? En los cursos de Historia del Pensamiento Económico se despacha a esta escuela en una página.
3. LA PROPUESTA QUE SE EXPONE AQUÍ NO PUEDE SER APLICADA POR UN PAÍS, DEBE SER UNA POLÍTICA A NIVEL DE LA UNIÓN.

4. La propuesta tiene como punto inicial el incremento de los salarios. En el diagrama se exponen las repercusiones que se derivan de esta medida:

· Incremento del consumo privado (1).

· Efectos sobre la inversión:
  • La mayor demanda de consumo estimula la inversión (2).
  • El incremento salarial reduce la rentabilidad del capital (3) y, por lo tanto, la inversión (4). 
  • Las empresas buscan compensar la caída en la rentabilidad incrementando la productividad, para lo cual invierten más (5).
  • Sólo la investigación empírica podrá dar indicios en cada economía del peso de estos efectos sobre la inversión y de su resultado neto.
Clic en la imagen para agrandar 

miércoles, 19 de junio de 2013

Los 35.000 indignados de Karlsruhe

Manuel de la Rocha Vázquez, artículo publicado en eldiario.es

Se abren las puertas y entran los tres jueces con sus togas y gorros rojas. Los abogados, fiscales y los testigos se preparan mientras el acusado observa en la distancia: no es un criminal común, es el Banco Central Europeo. Esta escena no pertenece a una película de Hollywood. Es real y ocurrió los días 11 y 12 de junio en el Tribunal Constitucional Alemán, en la localidad de Karlsruhe. Se trataba de la vista oral por una demanda colectiva interpuesta en ese país contra el BCE por extralimitarse supuestamente en su mandato. Aunque en España ha pasado casi desapercibido, es un juicio trascendental y en juego está nada a más y nada menos que el papel del Banco Central como prestamista de última instancia, es decir su capacidad para salvar al euro haciendo"whatever it takes".

No deja de sorprender que, pese a lo aparentemente técnico del asunto, haya habido ¡35.000 demandantes! Hay que imaginarlos a todos ellos, manifestándose ante la sede del BCE en Frankfurt, con sus trajes elegantes y sus maletines negros. En efecto, en lugar de perroflautas son seguramente banqueros, financieros, especuladores, extesoreros de algún partido. Indignados, alzan unidos sus pancartas "¡Acabemos con las compras de bonos del BCE!", "¡No al rescate de países!".

Creado con http://www.easel.ly/

jueves, 16 de mayo de 2013

El llamado de atención de la Comisión Europea y el Gobierno de España

Norberto E. García - Augusto Plató

(Agradezco los comentarios de Santos M. Ruesga Benito, decisivos para este artículo de opinión)

La Comisión Europea acaba de efectuar un llamado de atención a España por los desequilibrios macro económicos, del mercado de trabajo y de otras áreas que sufre el país y le ha solicitado al Gobierno que introduzca nuevas reformas (recortes) en áreas claves como mercado laboral y pensiones, o en su defecto sufrir la aplicación de penalidades que implican el pago de multas de varios miles de millones de Euros.

El Gobierno no ha respondido a este comunicado de la Comisión Europea como se merece: todos los desequilibrios enunciados han sido agravados por las políticas de austeridad fiscal extrema impuestas por la propia Comisión Europea en 2010-13, siguiendo la recomendación del Gobierno de Alemania, en todas las experiencias del Sur de Europa – y en España en 2012-13. El factor común es que esas políticas han sido un fracaso en todas y cada una de las experiencias en las que fueron aplicadas y no existe en Europa – o fuera de Europa – una sola experiencia que haya sido exitosa en detener las tendencias recesivas y lograr la recuperación del crecimiento aplicándolas.

Sin duda, varias Administraciones políticas españolas comenzando por la Administración Aznar y siguiendo por la Administración Zapatero, son plenamente corresponsables del desastre que sufrió España en 2008-09 y la continuidad de la recesión en los años siguientes. Ejemplo de esa corresponsabilidad son: i) la aprobación de la ley de suelos que instala un contexto legal propicio a una desenfrenada bonanza inmobiliaria, ii) el no haber percibido que al adoptar el Euro, España debía aumentar el crecimiento de la productividad y contener el alza de salarios para poder mantener un mínimo de competitividad en la Eurozona y evitar una apreciación real[1]/; iii) haber permitido un descontrolado  incremento del endeudamiento externo privado – bancario -  para equilibrar los déficits externos que fueron creciendo y acumulándose en 1999-2007; iv) no haber controlado a los bancos privados en la asignación prioritaria hacia el negocio del ladrillo de los recursos externos obtenidos de préstamos  del exterior siguiendo la mayor rentabilidad que la apreciación real indujo y no haber frenado el desarrollo de la corrupción – particularmente en las Cajas - que la fuerte expansión del crédito bajo condiciones laxas permitió; v) no haber adoptado las medidas de defensa frente a la crisis global externa a mediados del 2008 cuando en todo el mundo se sabía que dicha crisis había estallado a fines del 2007 y de hecho estaba afectando ya a España; vi) posteriormente, no haber adoptado una política efectiva de contención de la crisis en lugar de medidas puntuales que confiaban en una pronta recuperación; vii) a partir del 2010, el viraje parcial hacia una política de austeridad que no podía amortiguar la contracción económica ni obtener una recuperación, viii) en 2012-13 la implementación completa de las recetas de inspiración germana exigidas por la Comisión Europea que generan una nueva contracción del crecimiento y una nueva fase de la recesión española.

martes, 7 de mayo de 2013

José Luis Sampedro: el río que nos lleva

Santos M. Ruesga, Universidad Autónoma de Madrid (artículo publicado en Correo del Sur, nº 333, mayo 2013)  

No sólo es el título de un libro del recientemente fallecido economista, literato y, singularmente humanista José Luis Sampedro. “El río que nos lleva”, título de su primera novela escrita, que no publicada, es una metáfora de su propia vida, o al menos de cómo él quiso que fuere su propia existencia y, a tenor de sus propias declaraciones en los últimos días de su larga vida, así lo alcanzó. Una vida plena de disfrute de uno mismo y del mundo que nos rodea, de la existencia en sí misma, en suma del día a día. Una vida con los demás y, compartiendo, para los demás. Una vida que llegó a la planicie marina hace unos días. 

Foto: Nacho Pérez.
Trascendiendo a la oscura sombra que nos proyecta la medieval metáfora del río del poeta Jorge Manrique (“Coplas a la muerte de su padre”), más allá también del pesimismo cristiano que ennegrece el paso por la vida del ser humano, la visión de José Luis Sampedro significa una explosión de vitalidad, donde cada gota de agua del río que nos lleva disfruta de su caminar en el torrente, en compañía de otros tantos millones de gotas, sin cuyo concurso no habría río. No es contemplando “como se pasa la vida, como se viene la muerte tan callando” como el ser humano alcanza su plenitud, sino en armonía con el mundo “y eso supone una vida que cursa como un río. El río trisca montañas abajo, luego se remansa y llega un punto, como estoy yo, en que acaba. Mi ambición es morir como un río, yo noto la sal”. 

Esta comprensión del mundo desde la metáfora del rio que nos lleva ilumina no solo la vida y el acercamiento a la muerte del José Luis Sampedro, sino que la encontramos a lo largo de su obra literaria, también de la económica. 


viernes, 3 de mayo de 2013

Ni brotes ni verdes

Ana I. Viñas - Augusto Plató

Hemos llegado al Día Internacional del Trabajo este año 2013, con peores noticias que en los años anteriores. Únicamente el fatídico 2009 muestra cifras de recesión y destrucción de empleo más profundas que las vistas estas semanas en los indicadores publicados.

La Encuesta de Población Activa arrojó una tasa de paro desconocida del 27,16%, con una nueva caída del empleo del 4,6%, donde ya llueve sobre mojado (desde el primer trimestre de 2012 se acumulan descensos de la ocupación sucesivos superiores al 4%). Ya no se salva nadie, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, nacionales y extranjeros, en todos los sectores de actividad, privados y públicos; para todos ellos (nosotros), el desempleo avanza y se extiende como una mancha. 

El 30 de abril el INE publicó el indicador adelantado del PIB para el primer trimestre de 2013. Otra cifra negativa, esta vez el descenso interanual es del 2%, mayor que el del último trimestre de 2012 (-1,9%), encadenando cinco trimestres seguidos de recesión, es decir, casi el mismo tiempo que cuando llegó la ola de la crisis, entre finales de 2008 y mitad de 2010.

Evolución del empleo y del PIB en España durante la recesión (%)
Fuente: Augusto Plató a partir de EPA y Contabilidad Nacional Trimestral de España (INE).

Y las previsiones siguen sin apuntar nada bueno. Entre las más recientes, procedentes del Fondo Monetario Internacional, en su informe sobre “Perspectivas de la Economía Mundial” (confirmadas por las previsiones de primavera publicadas por la Comisión Europea) señalan una caída anual del PIB de 1,5% para 2013; y lo que es peor, una estimación de la tasa de paro del 27%, que confirma que la realidad (repito, con una tasa del 27,16% para el primer trimestre de 2013) supera la ficción.

Pero encontramos otros países con pronósticos pesimistas. Alemania no logra remontar y Francia, Italia y el conjunto de la Zona Euro continúan en cifras negativas. Con este comportamiento del entorno, será difícil que la demanda externa española consiga arrastrar al conjunto de la economía.

Y en este contexto, el Gobierno aprueba el Plan de Estabilidad (2013 – 2016) y el Programa Nacional de Reformas 2013, asegurando que “la economía española sienta las bases de la recuperación y la creación de empleo”, que según el Gobierno llegará en 2014. Difícil de creer a la vista de las cifras publicadas dentro y fuera del país. La economía no es una ciencia exacta, pero tampoco oculta. La ecuación es clara: un descenso de la demanda interna de consumo e inversión más la intensificación de los recortes públicos, con una demanda externa débil, es igual a un menor empleo y, por consiguiente, a un aumento del paro.

Podremos celebrar que la prima de riesgo se mantenga por debajo de los 300 puntos, pero no hay que engañarse, esta variable no forma parte de un cuadro macroeconómico básico y su evolución en ningún caso es indicio de la recuperación real de una economía. Actividad y empleo seguirán siendo las protagonistas de la medición de la salud y sostenibilidad de la economía de un país. Y, por desgracia, de momento, lo dicho y visto: ni brotes ni verdes.
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