Llegó el momento. Ya hay dos países cuyos dirigentes han dejado de ser los políticos elegidos en las urnas (nos gusten o no los resultados). Italia y Grecia pasan a estar encabezados políticamente por gestores y técnicos alabados y reconocidos por las instituciones europeas, principales organismos de acumulación de tecnócratas.
Pero, ¿es eso lo que necesitamos?
Pero, ¿es eso lo que necesitamos?