Mostrando entradas con la etiqueta Elena Cachón. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Elena Cachón. Mostrar todas las entradas

jueves, 27 de febrero de 2014

Europa y la pobreza de sus ocupados

Elena Cachón - Universidad Autónoma de Madrid - Augusto Plató

"Desafortunadamente, no podemos decir que tener un trabajo sea equivalente a tener un nivel de vida decente". Así de rotundo se mostró el Comisario de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, László Andor, el pasado 21 de enero, en la presentación del último informe anual de la Comisión Europea sobre la situación social y laboral en la Unión Europea (Employment and Social Developments in Europe 2013). Andor alertó sobre la precarización laboral y la escalada del número de trabajadores europeos en riesgo de pobreza debido a los recortes salariales, las reducciones de jornadas laborales y la extensión de la contratación temporal, como consecuencia de la crisis económica en Europa. La tasa de riesgo de pobreza o exclusión social, conocida como tasa AROPE (At Risk of Poverty and/or Exclusion), sitúa a la población en riesgo de pobreza o exclusión social si está en alguna de estas situaciones: en riesgo de pobreza (60 por ciento de la mediana de los ingresos por unidad de consumo), en carencia material severa (con carencia en al menos 4 conceptos de una lista de 9, por ejemplo, no poder pagar el alquiler o comprar determinados bienes de consumo básico) o pertenecer a hogares sin empleo o con baja intensidad en el empleo, que son aquellos en los que sus miembros en edad de trabajar lo hicieron menos del 20 por ciento del total de su potencial de trabajo durante el año de referencia.

Fuente: Augusto Plató a partir de Eurostat.
Por otro lado, analiza el impacto de las prestaciones sociales y las prestaciones por desempleo sobre las posibilidades de conseguir un puesto de trabajo. Y su conclusión es clara: en igualdad de condiciones, las personas que reciben prestaciones por desempleo tienen más posibilidades de conseguir un puesto de trabajo que las que no las reciben. Según los resultados de su análisis, los sistemas de protección por desempleo ayudan a mejorar la adecuación y las capacidades a las demandas del mercado de trabajo, de manera que se pueda acceder a un puesto de trabajo de mayor calidad, y de este modo salir de la situación de riesgo de pobreza.



jueves, 16 de agosto de 2012

Competencias y mejor empleo


Elena Cachón - Augusto Plató


En los últimos tiempos mucho se oye hablar de la fuga de cerebros en nuestro país. Según las Estimaciones de la Población Actual del INE, durante 2011 62.611 españoles abandonaron el país. De ellos el 25.4% tiene entre 20 y 34 años y el 38,1% entre 20 y 39 años. Si la mayoría de estos jóvenes que hoy hacen las maletas en nuestro país están altamente cualificados, su huida compromete la posible (y deseable) transformación de nuestro modelo productivo, y una salida más cercana y sostenible de la recesión en nuestro país, donde no parece que exista un plan para lograr su retorno en un futuro más o menos lejano. 

La fuga de cerebros, además de la pérdida de las inversiones en dichas competencias, supone la pérdida de las personas con valiosas competencias, lo que obviamente da lugar una escasez de competencias en el país de emigración. Y esto es otro drama añadido a la ya grave situación de nuestro país, puesto que las competencias transforman vidas e impulsan economías, generando opciones más sólidas de crecimiento. Ahora bien, como señala la OCDE en su informe Mejores competencias, mejores empleos, mejores vidas. Enfoque estratégico de políticas de competencias, la coexistencia de profesionales desempleados y empleadores que afirman que no encuentran a las personas con las competencias que necesitan, revela que las competencias no se traducen automáticamente en mejores resultados económicos y sociales. Se necesita una estrategia de transmisión. Y la OCDE ya la tiene, y pretende ayudar a los países a transformar las competencias en mejores empleos y mejores vidas. Porque la experiencia demuestra que la mejor manera de detener la fuga de cerebros es dar incentivos para quedarse, como mejorar las condiciones del mercado laboral local. 

Para lograr que un país mejore la cantidad y la calidad de sus competencias, una de las claves de estrategia de la OCDE se centra en alentar a las personas a educarse. Para ello es necesario investigar sobre el desarrollo de competencias a lo largo de la vida de una persona, puesto que este es el núcleo duro de las políticas de competencias. Gobiernos y empresas deben trabajar juntos para recopilar evidencias sobre la demanda de competencias, presentes y futuras, y disponer de información para los sistemas de educación y formación. Esto debe ir acompañado de una mayor y mejor vinculación entre la formación y el mundo del trabajo, donde empleadores y sindicatos tiene un papel fundamental. Pero preparar a los jóvenes para la vida laboral con educación y formación previas es sólo una faceta del desarrollo de competencias; los adultos en edad de trabajar también necesitan desarrollar sus competencias para avanzar en su trayectoria laboral y cumplir con las cambiantes demandas del mercado de trabajo. 


viernes, 11 de mayo de 2012

Olvidémonos del PIB, la pregunta es ¿estamos contentos?

Elena Cachón - Augusto Plató

Forget GDP, the question is: Are we happy? Así nos anunciaba la OCDE el Better Life Index. Pero ¿de qué se trata? Veámoslo en detalle.

Durante más de cincuenta años, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha colaborado con los gobiernos en el diseño de mejores políticas para una vida mejor para sus ciudadanos. Se trata de un foro en el que los líderes y los responsables políticos trabajan juntos para compartir experiencias y buscar soluciones a problemas comunes, y produce estadísticas de calidad comparables a nivel internacional que se utilizan para entender qué impulsa los cambios económicos, sociales y ambientales. 

Desde el nacimiento de la OCDE, el PIB ha sido el factor principal por el cual se ha medido y entendido el progreso económico y social. Sin embargo, no capta muchos de los factores que influyen en la vida de las personas. Y cada vez son más las voces críticas en este sentido, dentro y fuera de la ciencia económica. Porque desconocemos si la vida va cada vez mejor o cuáles son los ingredientes clave para la mejora de nuestra vida, o si el progreso significa lo mismo para todas las personas o en todos los países y las sociedades. 

En este sentido, la OCDE ha estado trabajando durante diez años para identificar la mejor manera de medir el progreso de las sociedades, y hoy en día, el fruto de este trabajo se manifiesta en la Iniciativa Better Life. Esta iniciativa permite una mejor comprensión de lo que impulsa el bienestar de las personas y las naciones y lo que hay que hacer para lograr un mayor progreso para todos, en base a las recomendaciones de la Comisión para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social


miércoles, 21 de marzo de 2012

Tiempo, trabajo y familia. 24 horas de diferencias de género

Suena el despertador. Un hombre se levanta de la cama. Y una mujer. Misma cama, camas distintas. Da igual. Mismo hogar, hogares distintos. No importa. A los dos les espera un día por delante. 24 horas de tiempo que emplear en actividades múltiples y variadas. ¿Serán las mismas? La intuición nos dice que no. Los datos lo confirman. Veámoslo con detalle. 

El pasado 29 de febrero el INE actualizó el capítulo “Empleo del tiempo, conciliación, trabajo y familia” del informe Mujeres y hombres en España 2011, que bajo una perspectiva de género ofrece los indicadores actuales más relevantes con relación a la educación, el empleo, la ciencia o la cohesión social, entre otros aspectos. 

El capítulo que nos interesa incluye información sobre tiempo medio diario dedicado, en 2010, a las distintas actividades de hogar y familia, según tipo de hogar y situación laboral; tiempo medio diario dedicado a distintas actividades de las personas con empleo; actividades de trabajo no remunerado; conciliación entre la vida laboral y la familiar con relación al cuidado de los niños y de las personas dependientes; y tiempo dedicado a actividades de ocio, a vida social y diversión, a deportes y actividades al aire libre. 


Respecto a las personas con empleo, las conclusiones más destacadas señalan que los varones ocupados dedican 8,3 horas diarias a un trabajo remunerado y 6,9 horas de las mujeres ocupadas; además, las mujeres ocupadas dedican 3,8 horas diarias a las actividades de hogar y familia y 2,3 horas los varones. 

Si tenemos en cuenta a los hijos, el 16 por ciento de los varones ocupados y el 21,1 por ciento de las mujeres ocupadas con al menos un hijo de 14 o menos años ha utilizado servicios de cuidados para atenderlo. En este sentido, resulta interesante destacar la principal razón que se esgrime para trabajar a tiempo parcial o no trabajar, tanto por mujeres (59,4 por ciento) como por hombres (60,4 por ciento): el precio de estos servicios resulta muy caro. Estos porcentajes se reducen entre los varones ocupados (34,9 por ciento) y las mujeres ocupadas (53,3 por ciento). 

En relación con la situación laboral de hombres y mujeres tras el nacimiento de un hijo existen grandes diferencias. El 95,8 por ciento de los varones ocupados no ha reducido sus horas trabajadas; El 74,1 por ciento de las mujeres ocupadas que tampoco lo ha hecho. Un 23,9 por ciento de las mujeres ocupadas ha abandonado su trabajo en un tiempo superior o igual a un mes (solo un 2,1 por ciento de los hombres lo hacen). Además, el 38,2 por ciento de las mujeres ocupadas ha dejado el trabajo después del nacimiento de su hijo durante más de un año, frente al 7,4 por ciento de los hombres ocupados; en este sentido, destaca el hecho de que si el abandono es menor de 6 meses, el porcentaje de hombres es superior al de mujeres; a partir de ese momento, la situación da un vuelco. 

Por otro lado, un 6,1 por ciento de varones ocupados y un 10,1 por ciento de mujeres ocupadas se hacen cargo regularmente de la atención de personas dependientes (familiares o amigos). Conviene señalar que estos porcentajes son prácticamente los mismos en el caso de hombres y mujeres paradas. Además, del total de activos que se ocupan de personas dependientes, el 10,8 por ciento trabaja a tiempo parcial o no trabajan por dedicarse al cuidado de personas dependientes, porque de nuevo el precio de estos servicios resulta muy caro (razón señalada por el 41,9 por ciento de los varones ocupados y el 37,2 por ciento de las mujeres ocupadas). 

Por último, en general, los varones ocupados dedican más tiempo al día a actividades de ocio que las mujeres ocupadas. Es superior el tiempo diario que los varones ocupados dedican a: vida social y diversión, a deportes, a aficiones e informática, a medios de comunicación. Pero la diferencia más abultada se da en las actividades de hogar y familia, en contra de las mujeres. La siguiente tabla resume los datos más destacados. 


En resumen, ya sabíamos que la situación de hombres y mujeres durante sus horas laborales era muy distinta. Ahora recordamos el escenario fuera del trabajo, que no sorprende por habitual. Lo sorprendente es que la recién aprobada reforma laboral ignore por completo estas circunstancias. Hace unos días publicamos en este mismo blog un artículo con el título Las mujeres, ausentes de la reforma laboral, en el que señalábamos que gracias a la nueva reforma, una parte importante de la fuerza de trabajo femenina va a engordar las listas del paro y sin prestación alguna, dado que muchas de las mujeres que se incorporan a la actividad laboral remunerada provienen de la inactividad debida al cuidado de familiares (el 22,5 por ciento de las mujeres que permanecen inactivas lo hacen por ocuparse de las responsabilidades y cuidados familiares, según los datos de la EPA del cuarto trimestre de 2011). Parece ser que ni el contexto de las mujeres dentro del trabajo ni fuera de él merecen especial atención por parte de la legislación, que continúa sin tener en cuenta la realidad de las mujeres ocupadas, al no incorporar la reforma laboral ni un solo estímulo para paliar esta situación, fuente de enormes desigualdades laborales y sociales. 

Suma y sigue. A la precariedad laboral de las mujeres, hay que sumar la destrucción de empleo prevista por el Gobierno para este año junto con la más que posible derivada de la reforma laboral, que les va a afectar de lleno. Y no podemos olvidarnos de sumar los recortes sociales, entre ellos los que afectan a educación y dependencia, que (oh, sorpresa) incidirán directamente en el día a día de las mujeres de nuestro país. Ante este panorama, a veces dan ganas de no salir de la cama. Sobre todo si eres mujer. 

Elena Cachón - Augusto Plató

miércoles, 1 de febrero de 2012

Por el bien de Europa, los ciudadanos primero

El Consejo Europeo se ha reunido de nuevo esta semana para establecer el Tratado Intergubernamental sobre la disciplina fiscal, introduciendo la regla de oro del déficit en las Constituciones nacionales que prohíbe incurrir en un déficit superior al 0,5%. Países como el nuestro son alumnos aventajados en esta materia. De este modo, se ciernen nuevos ajustes presupuestarios en la mayoría de los países. Así, sin ningún rubor. Y todo esto sucede cuando nos desayunamos con titulares como este: “La pobreza atrapa a la clase media europea” (El País, 29 de enero de 2012). Y continúa: “la crisis agudiza los problemas de millones de ciudadanos de la UE”. Esos mismos ciudadanos (y trabajadores) sobre los que se aplican, y se seguirán aplicando, los ajustes presupuestarios. 

Al drama europeo del desempleo se añade otro: los nuevos pobres. Y eso que uno de los objetivos de la casi recién estrenada estrategia Europa 2020 según su prefacio es “más empleos y mejores vidas”, y uno de sus cinco objetivos es reducir al menos en 20 millones el número de personas en situación o riesgo de pobreza y exclusión social en la UE, que alcanzan los 80 millones, y a quienes se une el 8 por ciento de trabajadores que no gana lo suficiente para superar el umbral de pobreza. 

La tasa de pobreza incluye a las personas que se encuentran materialmente necesitados o en riesgo de pobreza, junto a las que viven en hogares con intensidad de trabajo muy baja. ¿Qué quiere decir esto? Las personas que viven en hogares con muy baja intensidad en el trabajo son todas aquellas (niños incluidos) que viven en hogares donde los adultos trabajan menos de 20% de su potencial total de trabajo anual. Las personas en riesgo de pobreza son aquellas que tiene una renta disponible que se sitúa en el 60% de la mediana nacional de renta equivalente disponible (después de transferencias sociales), lo que implica privaciones materiales graves y duraderas. Esto se traduce en que al menos sufren 4 de las privaciones siguientes: no pueden pagar el alquiler, no pueden mantener el hogar caliente, no pueden hacer frente a gastos inesperados, no pueden comer carne o pescado cada dos días, no pueden tener una semana de vacaciones fuera de casa, no pueden tener coche, o lavadora, o televisión en color o un teléfono. Y estas situaciones, aunque nos parezcan lejanas, ocurren a nuestro alrededor. Y bien cerca (una buena muestra de ello son los resultados del informe Income and living conditions in Europe, publicado por la Comisión Europea. 

Si la realidad antes de la crisis ya era preocupante en esta nuestra Europa “social” (con un 24,4% de población en riesgo de pobreza en la UE y un 21,7% en la Euro Zona), la situación va de mal en peor, y peor en España.

Fuente:elaboración propia a partir de Eurostat.
Según los últimos datos de Eurostat, la tasa de pobreza en 2010 se situó en el 21,5% en la Euro Zona, en el 23,4% en la UE y en el 25,5% en España (empeorando en más de dos puntos y medio desde el estallido de la crisis en nuestro país). A la vez, la población de hogares con baja intensidad laboral en 2010 alcanzó el 10% tanto en la Euro Zona como en la UE y en España, si bien el deterioro ha sido mayo en nuestro país, creciendo en 2,5 puntos porcentuales desde 2007.

Fuente:elaboración propia a partir de Eurostat.
Así las cosas, y aunque pueda sonar trasnochado, hoy por hoy Europa, además de austeridad presupuestaria, reformas constitucionales, laborales o financieras, necesita más que nunca repensar sobre la cohesión, la igualdad y la solidaridad. Porque la realidad lo exige. Y porque hay vida más allá de la prima de riesgo, los recortes y las agencias de calificación. Y esa vida la configuran los ciudadanos y los trabajadores europeos, que vivimos, convivimos y sobrevivimos en Europa. No nos olviden. Por nuestro bien, por el suyo, por el de Europa.

Elena Cachón - Augusto Plató

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El bienestar, más allá de los indicadores habituales

Como parte de la iniciativa Better Life Initiative: Measuring Well-being and Progress de la OCDE, que trata de comprender qué impulsa el bienestar de las personas y las naciones y qué hay que hacer para lograr un mayor progreso para todos, el pasado mes de octubre se publicó el informe How´s life?, que recoge los indicadores sobre el bienestar de los individuos y los hogares, en torno a las dimensiones señaladas por la Comisión Stiglitz-Sen-Fitoussi, y analiza los aspectos más importantes para la vida de la gente y para su bienestar: ingreso, empleo, vivienda, salud, equilibrio vida personal y laboral, educación, relaciones sociales, participación ciudadana y gobernabilidad, medio ambiente, seguridad personal y bienestar subjetivo. Y para ello, recoge dos ideas fundamentales: el hecho de que cómo la gente experimenta una serie de circunstancias es tan importante como las propias circunstancias, y el hecho de que las personas son los mejores jueces sobre cómo van sus vidas. 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
>
ir arriba