martes, 18 de noviembre de 2014

El estancamiento de la Eurozona y el pensamiento de los economistas alemanes

Norberto E. García - Augusto Plató

Analizando lo ocurrido lo que va del 2014, la economía de la Eurozona está creciendo a un ritmo misérrimo – inferior al 0,5 por ciento anual. En ese contexto, el desempeño de España se destaca como exitoso pese a que de acuerdo a Eurostat el crecimiento esperado para el 2014 es un 1,2 por ciento anual. Alemania ha evitado por muy poco entrar a una recesión técnica al registrar en el tercer trimestre del año un crecimiento de sólo 0,1 por ciento anual – después de un segundo trimestre con crecimiento negativo.

¿Qué fuerzas se mueven y explican este desastroso desempeño que repercute negativamente sobre toda Europa y sobre el mundo entero? En el Financial Times del 16 de noviembre del 2014, el Profesor Wolfgang Munchau hace referencia a un aspecto insuficientemente analizado: las ideas predominantes entre los economistas alemanes. Wolfgang Munchau señala que los economistas alemanes se dividen en dos grupos: aquellos que nunca leyeron a Keynes y aquellos que, habiéndolo leído, nunca lo entendieron. 

Hay muchos ejemplos de lo expuesto. Uno de los más recientes es la decisión del Consejo de Expertos Económicos de Alemania que recomienda a la Canciller Merkel reducir y limitar el salario mínimo – mientras no plantea mención alguna sobre las políticas monetaria y fiscal seguidas por Alemania frente a su estancamiento.

Otro ejemplo es la recomendación reciente de Jens Weidman, Presidente del Bundesbank, oponiéndose a cualquier política monetaria expansiva del BCE, porque podría reducir la presión hacia la austeridad fiscal en los países europeos afectados y crear incentivos para endeudarse. Si el BCE compra deuda y mantiene muy baja la tasa de interés – como Mario Draghi ya ha advertido – las economías más deprimidas podrían tomar distancia de la reducción del gasto público para eliminar el déficit público.


Esto no es nuevo. El Canciller de Alemania en 1931-32, Heinrich Brüning, que actuó bajo la Presidencia de Hindeburg, implementó una política de fuertes restricciones al gasto e intensa austeridad fiscal que lograron acentuar fuertemente el impacto de la Gran Depresión mundial que afectaba a Alemania, elevando con ello el desempleo a niveles insoportables. Fue en este sentido precursor de las ideas actuales y facilitó la llegada de Hitler y su gente al poder quienes revirtieron la situación implementando una política claramente keynesiana. En consecuencia, no es el temor a una nueva hiperinflación alemana lo que lleva al ingreso de Hitler al poder, si no la acentuación del impacto recesivo de la Gran Depresión lograda por las ideas y políticas de Brüning.

Wolfgang Munchau destaca que las ideas económicas que prevalecen en Alemania son las del “ordliberalismo”. El “ordliberalismo” es un enfoque conservador que nace en los años 30 y destaca la necesidad de intervenir para lograr el orden en el país y la libertad de los mercados. En la manera que es entendido y aplicado en Alemania, no existe paralelo con ningún enfoque conservador de otros países del mundo.

El “ordliberalismo” plantea enfoques muy diferentes a cómo se analiza el mismo fenómeno en otros países. Así, no tiene respuesta de política económica alguna frente a las depresiones, descansando en el argumento que se verifican una o dos por siglo y que una depresión es positiva por la destrucción creativa a la que conduce – argumento sostenido por Joseph Alois Schumpeter 70 años atrás. 

Similarmente, el “ordliberalismo” carece de un marco coherente de política monetaria y en su esquema de razonamiento es imposible una fuerte y duradera alza en la demanda por dinero generada por una trampa de la liquidez. 

Finalmente, es una doctrina desarrollada dentro del marco de un estado nacional y carece de argumentos para entender sus repercusiones cuando es aplicada a nivel de un conjunto de países – la Eurozona – en un mundo globalizado.

Esto coloca sobre la mesa un aspecto clave: al establecer una Unión Monetaria como la Eurozona, un enfoque como el “ordliberalismo” se transforma en un serio problema para todos los países de esa Unión y sus repercusiones son de alcance mundial. Es imposible un entendimiento común basado en un conocimiento compartido y consecuentemente esto dificulta seriamente la comunicación y la acción de los países integrantes de la Unión. El poder económico y financiero de Alemania imponen las ideas del “ordliberalismo” en toda la Eurozona con consecuencias terribles.

Dada la situación de poder económico de Alemania en Europa, es poco probable que este país abandone estas ideas y consecuentemente, el costo de la crisis iniciada en 2008 en Europa será extremadamente prolongado. La implicancia de este hecho es bastante clara: el cambio en la Eurozona requerirá de una tarea muy persistente de los partidos políticos de muchos países sobre los partidos políticos alemanes.

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