miércoles, 21 de marzo de 2012

Tiempo, trabajo y familia. 24 horas de diferencias de género

Suena el despertador. Un hombre se levanta de la cama. Y una mujer. Misma cama, camas distintas. Da igual. Mismo hogar, hogares distintos. No importa. A los dos les espera un día por delante. 24 horas de tiempo que emplear en actividades múltiples y variadas. ¿Serán las mismas? La intuición nos dice que no. Los datos lo confirman. Veámoslo con detalle. 

El pasado 29 de febrero el INE actualizó el capítulo “Empleo del tiempo, conciliación, trabajo y familia” del informe Mujeres y hombres en España 2011, que bajo una perspectiva de género ofrece los indicadores actuales más relevantes con relación a la educación, el empleo, la ciencia o la cohesión social, entre otros aspectos. 

El capítulo que nos interesa incluye información sobre tiempo medio diario dedicado, en 2010, a las distintas actividades de hogar y familia, según tipo de hogar y situación laboral; tiempo medio diario dedicado a distintas actividades de las personas con empleo; actividades de trabajo no remunerado; conciliación entre la vida laboral y la familiar con relación al cuidado de los niños y de las personas dependientes; y tiempo dedicado a actividades de ocio, a vida social y diversión, a deportes y actividades al aire libre. 


Respecto a las personas con empleo, las conclusiones más destacadas señalan que los varones ocupados dedican 8,3 horas diarias a un trabajo remunerado y 6,9 horas de las mujeres ocupadas; además, las mujeres ocupadas dedican 3,8 horas diarias a las actividades de hogar y familia y 2,3 horas los varones. 

Si tenemos en cuenta a los hijos, el 16 por ciento de los varones ocupados y el 21,1 por ciento de las mujeres ocupadas con al menos un hijo de 14 o menos años ha utilizado servicios de cuidados para atenderlo. En este sentido, resulta interesante destacar la principal razón que se esgrime para trabajar a tiempo parcial o no trabajar, tanto por mujeres (59,4 por ciento) como por hombres (60,4 por ciento): el precio de estos servicios resulta muy caro. Estos porcentajes se reducen entre los varones ocupados (34,9 por ciento) y las mujeres ocupadas (53,3 por ciento). 

En relación con la situación laboral de hombres y mujeres tras el nacimiento de un hijo existen grandes diferencias. El 95,8 por ciento de los varones ocupados no ha reducido sus horas trabajadas; El 74,1 por ciento de las mujeres ocupadas que tampoco lo ha hecho. Un 23,9 por ciento de las mujeres ocupadas ha abandonado su trabajo en un tiempo superior o igual a un mes (solo un 2,1 por ciento de los hombres lo hacen). Además, el 38,2 por ciento de las mujeres ocupadas ha dejado el trabajo después del nacimiento de su hijo durante más de un año, frente al 7,4 por ciento de los hombres ocupados; en este sentido, destaca el hecho de que si el abandono es menor de 6 meses, el porcentaje de hombres es superior al de mujeres; a partir de ese momento, la situación da un vuelco. 

Por otro lado, un 6,1 por ciento de varones ocupados y un 10,1 por ciento de mujeres ocupadas se hacen cargo regularmente de la atención de personas dependientes (familiares o amigos). Conviene señalar que estos porcentajes son prácticamente los mismos en el caso de hombres y mujeres paradas. Además, del total de activos que se ocupan de personas dependientes, el 10,8 por ciento trabaja a tiempo parcial o no trabajan por dedicarse al cuidado de personas dependientes, porque de nuevo el precio de estos servicios resulta muy caro (razón señalada por el 41,9 por ciento de los varones ocupados y el 37,2 por ciento de las mujeres ocupadas). 

Por último, en general, los varones ocupados dedican más tiempo al día a actividades de ocio que las mujeres ocupadas. Es superior el tiempo diario que los varones ocupados dedican a: vida social y diversión, a deportes, a aficiones e informática, a medios de comunicación. Pero la diferencia más abultada se da en las actividades de hogar y familia, en contra de las mujeres. La siguiente tabla resume los datos más destacados. 


En resumen, ya sabíamos que la situación de hombres y mujeres durante sus horas laborales era muy distinta. Ahora recordamos el escenario fuera del trabajo, que no sorprende por habitual. Lo sorprendente es que la recién aprobada reforma laboral ignore por completo estas circunstancias. Hace unos días publicamos en este mismo blog un artículo con el título Las mujeres, ausentes de la reforma laboral, en el que señalábamos que gracias a la nueva reforma, una parte importante de la fuerza de trabajo femenina va a engordar las listas del paro y sin prestación alguna, dado que muchas de las mujeres que se incorporan a la actividad laboral remunerada provienen de la inactividad debida al cuidado de familiares (el 22,5 por ciento de las mujeres que permanecen inactivas lo hacen por ocuparse de las responsabilidades y cuidados familiares, según los datos de la EPA del cuarto trimestre de 2011). Parece ser que ni el contexto de las mujeres dentro del trabajo ni fuera de él merecen especial atención por parte de la legislación, que continúa sin tener en cuenta la realidad de las mujeres ocupadas, al no incorporar la reforma laboral ni un solo estímulo para paliar esta situación, fuente de enormes desigualdades laborales y sociales. 

Suma y sigue. A la precariedad laboral de las mujeres, hay que sumar la destrucción de empleo prevista por el Gobierno para este año junto con la más que posible derivada de la reforma laboral, que les va a afectar de lleno. Y no podemos olvidarnos de sumar los recortes sociales, entre ellos los que afectan a educación y dependencia, que (oh, sorpresa) incidirán directamente en el día a día de las mujeres de nuestro país. Ante este panorama, a veces dan ganas de no salir de la cama. Sobre todo si eres mujer. 

Elena Cachón - Augusto Plató

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